sábado, 2 de marzo de 2013

La tiranía de la economía política


Hubo un tiempo en que nosotros, los economistas, nos manteníamos alejados de la política. Entendíamos que nuestro trabajo consistía en describir cómo funcionaban las economías de mercado, cuándo fracasan, y cómo unas políticas bien diseñadas podían mejorar la eficacia. Analizábamos las compensaciones entre objetivos enfrentados y prescribíamos políticas para obtener los resultados económicos deseados, incluida la redistribución. Dependía de los políticos aceptar (o no) nuestros consejos, y de los burócratas si implementarlos.
Frustrados por la realidad de que gran parte de nuestros consejos cayeron en saco roto, enfocamos nuestro conjunto de herramientas analíticas sobre el comportamiento de los propios políticos y burócratas. Empezamos a examinar el comportamiento político mediante el uso del mismo marco conceptual que utilizamos para la toma de decisiones de producción y consumo en la economía de mercado. Los políticos se convirtieron en proveedores maximizadores de ingresos de favores políticos, mientras que los ciudadanos se convirtieron en grupos de presión ávidos de renta e intereses especiales, y, por su parte, los sistemas políticos se convirtieron en mercado donde los votos y la influencia política se comercializan por beneficios económicos.
¿Por qué hay tantas industrias cerradas a la verdadera competencia? Porque las firmas ya establecidas tienen a los políticos en los bolsillos. ¿Por qué los Gobiernos levantan barreras al comercio internacional? Porque los beneficiarios de la protección comercial están concentrados y son políticamente influyentes, mientras que los consumidores están desperdigados y desorganizados. ¿Por qué las elites políticas bloquean las reformas que incentivarían el desarrollo y el crecimiento económico? Porque el desarrollo y el crecimiento económico socavarían su detentación del poder político. ¿Por qué hay crisis financieras? Porque los bancos capturan el proceso legislativo para poder asumir riesgos excesivos a costa del público.
Hay tres formas en que las ideas conforman los intereses:
1. Las ideas determinan la forma en que las elites políticas se definen a sí mismas y los objetivos que persiguen: dinero, honor, estatus, longevidad en el poder, o simplemente un lugar en la Historia.
2. Las ideas determinan la forma en que los actores políticos ven la forma en que funciona el mundo.
3. Las ideas determinan las estrategias que los actores políticos creen poder perseguir. Por ejemplo, una forma que tienen las elites de mantenerse en el poder es suprimir toda la actividad económica. Pero otra forma es fomentar el desarrollo económico mientras diversifican su propia base económica, estableciendo coaliciones, impulsando la industrialización dirigida por el Estado, o persiguiendo otras muchas estrategias limitadas exclusivamente por la imaginación de las elites.
El cambio económico suele tener lugar no cuando se vencen los intereses creados, sino cuando se usan estrategias diferentes para perseguir esos intereses. Sin duda, la economía política
sigue siendo importante. Si no entendemos claramente quién gana y quién pierde por el status quo, es difícil encontrarle sentido a las políticas que tenemos.

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